Era un deseo que me rondaba la cabeza, la posibilidad de reunir a todos mis hijos, los antiguos y los nuevos, en un nuevo hueco que me permitiera echar un vistazo a mi propia evolución como comunicadora y como persona. Los antojos iban en aumento, pero me faltaba la decisión final, dedicar tiempo a las teclas, a los botones, al ratón y adentrarme en este mundo sin retorno. La idea estaba madura, pero llegó el aspirante a agricultor (¡Que oficio más digno!) y enseguida, en un quítame allá 3 pasos de ordenador, puso y expuso en el mercado todas mis filias y mis fobias (Más filias que fobias, como consecuencia de estar siempre en la inopia y de seguir creyendo a pies juntillas que todo el mundo es bueno). Mi primer blog ha nacido hace tan solo unos minutos, y yo ya me he emocionado. Ahora estoy expuesta al mundo y dispuesta a compartir ¡Viva la comuna de la red!

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