VACÍO


Parecía imposible, pero vuelvo a tí... Lo hago con un texto nacido de las entrañas... Llegó el momento de vender la casa familiar y cerrar un capítulo importante de mi existencia...





¡Ha quedado el vacío! Desde ahora se escucha el eco de mi corazón... Toda una vida, o dos, o cinco... Cajas de fotos (cientos, miles), sus recortes de prensa, sus notas escolares, sus menús de cena, sus aficiones... Caras jóvenes, sonrientes, disfrazadas... Los abuelos, los abuelos de los abuelos, los tíos, los primos y yo, reconociéndome en todos y en cada uno. Bolsas llenas y habitaciones vacías, sólo con el eco de nuestras risas y de nuestros llantos, de miedos y de confianza, de música, de juegos, de sellos y de ganchillo...Queda la sombra de los porta retratos, de las flores, la sombra del diseño y del abandono y en esa penumbra relucimos todos sentados ante la mesa redonda y las sillas negras... El portal y la calle, vacíos de nosotros, perderán nuestros pasos y descubrirán nuevas historias. Soy de donde estuve, y de quienes estuvieron antes conmigo... Ya no queda nada, es la marca inexorable del paso del tiempo... He de darme prisa en evitar la añoranza en aquellos que han de llenar nuevas bolsas y de cerrar por última vez esa puerta que les acoge siempre con ganas de verlos. La huella de la vida se guarda al final en sitios tan pequeños...


Nuria Magrans, Marzo-Abril 2018

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