“SONRÍE… QUIETO... LISTO” LA FASCINACIÓN DE RETRATAR Y RETRATARSE

Ay, la fotografía.... Forma parte ya de nuestra vida cotidiana, mucho más que un oficio. Mass Cultura dedicó su último número a este arte y yo quise adentrarme en la foto social, esa en la que todos somos modelos y tambien fotografos. Aquí está




¿Quién no ha sido fotografiado al menos una vez en su vida, de los nacidos en el siglo XX? Así pude conocer a mis abuelos, y hasta a algún bisabuelo. Bien colocados, casi asustados, ante la magia del ojo que permite inmortalizarlos para siempre, reteniendo la piel tersa y el blanco y negro de una existencia con pocos matices. Tuvimos la pintura, y antes los grabados, con el fin eterno de perpetuarnos. Sutilmente empieza a construirse el axioma: “Lo que no se ve, no existe” y se populariza quedar retratados para no olvidar quienes fuimos, a quien nos parecemos…
Los primitivos artilugios eran pesados armatostes sólo en manos de unos pocos profesionales que acogían en sus casas-estudio a los decorados y a los protagonistas. Pero en nuestro afán de ir más allá quisimos fotografiar también al mundo, nuestra realidad natural marcada por la impronta humana. Así que las máquinas se hicieron más ágiles y fueron cargadas al hombro para que todo empezara a cobrar vida, para que viéramos por primera vez y sin salir de casa, el Taj Mahal o el Cañón del Colorado. La fotografía tuvo la suerte de nacer en una época de grandes avances científicos y tecnológicos, lo que sumado a nuestra curiosidad innata, fue puesta en manos de todos. El milagro se obró. Pude verle a él de pequeño, regordete, junto a mi abuela y mi tío, vestido con ropas imposibles, mi madre con sus tirabuzones el día de su primera comunión, el primer bigote y el primer pitillo, la mili y las modas, la mantilla en Semana Santa, el flamante coche, las excursiones al sur aun salvaje, los amigos y parientes, y la boda… Tan serios, sólo iluminados por el brillo de unos ojos deseosos de adelantar la luna de miel.
Y aquí estoy yo “Nuria a los 15 días”, la primera de miles de instantáneas que han ido reflejando paso a paso, casi vestido a vestido, mi millón de caras, todas las velas de mi cumpleaños, rostros que ya no están físicamente y otros que van cambiando a mi vera, como los paisajes…
Pero siempre hay alguien al otro lado, escudriñando por el visor. Ya desde muy pronto me dejaron hacer los primeros disparos. No las he contado, pero he sido tantas veces modelo como tiradora de fotos y probado las dos orillas. Como casi todos ustedes. La cámara forma parte irrenunciable de nuestros utensilios cotidianos, incluso dentro del teléfono móvil. A veces, en algunas sales más guapa, en otras das con el encuadre casi perfecto. Absorbes el momento, el que sea. No importa. Se trata de la suma de los instantes de nuestra vida, nada más…



Nuria Magrans para Mass Cultura Junio 2009

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