viajar por dentro

Cuando Mass Cultura decidió dedicar uno de sus números al placer de los viajes, pensé que el más importante de todos era el que hacía uno mismo con su propia trayectoria vital, así que hice un símil que titulé viajar por dentro:


Del primero no tengo conciencia, pero me lo contaron con detalle en un ritual que se repite en cada cumpleaños. Tardé en nacer porque no había manera que bajara la cabeza. Obligé al ginecólogo a girarme por completo para poder salir. Temieron incluso por mi vida, pero llegué hermosa y sana mirando intensamente con los ojos negros, tan abiertos.... Aprendí a respirar (sin saber entonces la importancia que tendría. Sólo cuando nos falta el aire, en pleno ataque de angustia, somos conscientes de lo frágil de nuestra existencia)y con la inhalación, el llanto. El llanto para pedir, nuestro primer modo de comunicarnos y de interrelacionarnos con nuestros semejantes. Quizás por eso no ha dejado de acompañarnos a ninguno de nuestros viajes, como recuerdo lejano de la primera vez que nos acariciaron para consolarnos.
La larga y llena de obstáculos excursión de la adolescencia tuve que hacerla sola para saber que clase de mujer podía ser (la mujer que quiero ser apareció cuando descubrí itinerarios diferentes) pero con el deseo infinito de ser una más en la manada. Aquí visité a la envidia, la fortaleza en la que necesitamos ser el otro, pero sobre todo, tener lo que tiene el otro. Recorrí las calles del miedo a no ser aceptada, y por eso algunas terminaban en callejones de valentía temeraria. Fue un viaje con poco equipaje porque casi nada tenía pero se intensificaron los sentimientos y descubrimos el pacto de amor con los amigos, dejándonos sorprender por el primer beso en la boca, y así subimos las incipientes colinas y alguna vez nos quisimos comer el mundo, con todo por conquistar. Pronto averigüé que hacían falta escapadas a la isla del esfuerzo y visité la playa del perdón (en ella aprendimos a pedirlo, desnudos ante el otro y con la humildad reflejada en los ojos, pero también a concederlo. Al fin y al cabo, es mucho más lo que nos une que lo que nos separa).
Pero quizá el más largo, el más caro y el de mayor compromiso fue mi viaje decisisvo hacia la maternidad. En este recorrido ocurre siempre algo mágico: lo inicia uno sólo por una decisión personal y acaba clonándose en otros pequeños “yoes” que luchan intensamente por ser ellos mismos y encontrar su propio camino, a veces cerca pero también dolorosamente lejos de nosotros. Es entonces cuando se produce la metamorfosis: la mujer se transforma en madre y se aloja en el amor sin condiciones, renuncia a sí misma por el bienestar de su prole. Este es un viaje con grandes dosis de aprendizaje, en el que se llena la mochila física y mental y nos permite experimentar con los sentimientos más nobles. He estado varias veces en la bondad, he fotografiado al sacrificio y me gusta que me lleven a visitar a la generosidad.
Alguien me contó una vez que es alrededor de los 40 cuando llegas a la cima.Has tenido tiempo de probar, de caerte, de extasiarte,de superar esperas, de decepcionarte. No todos los alojamientos han estado de nuestro agrado ni nos han gustado todos los platos que nos han servido, pero conseguí experiencia para al menos saber lo que no quiero repetir. Aparece la clarividencia, y desde lo alto ahora podemos ver todos los caminos posibles que tuvimos para subir (algunos estuvieron bien elegidos; otros, nos llevaron por vericuetos angostos y complicados) pero, al mismo tiempo, sabemos con certeza que se inicia el último gran viaje. Toca bajar, y será justamente ese aprendizaje el que nos ayude a hacerlo de la manera más enriquecedora y cómoda posible. En todo este proceso, también han coexistido con mi viaje interior los otros viajes reales, que han contribuído a afianzar mi convicción de querer convertirme en ciudadana del mundo. Nada sería posible sin haber viajado, y mucho, a través de los libros y de la imaginación, y porque el mejor de los viajes radica en ver la belleza siempre desde otra perspectiva.


Nuria Magrans para Mass Cultura

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