Petróleo y primavera empiezan por P

Ya va siendo hora, caramba. Acaba de llegar la primavera y yo con este cansancio en los dedos y en la neuronas, cansancio para escribir pero, afortunadamente, no para vivir...

Cambio de gobierno, más y más crisis, expectativas que no se cumplen, los estragos de la vejez materna que te llegan al alma, el frío hasta los huesos y las marcas en los dedos como señales de mi nuevo amor por la cocina.

Dejo atrás las incomprensibles mociones de censura que evidencian la insensatez de nuestros partidos, la hartura de gritar contra la visión ombliguista que nos ha convertido y nos convierte en meras explotaciones turísticas a base de ladrillo sin haber apostado con intuición e inteligencia por ser, de verdad, auténticas reservas de la biosfera. Fuimos pioneros en la desalación del agua que trajo a raudales el desarrollo y el dinero y hemos perdido la oportunidad de serlo en aplicar las energías renovables en un territorio único, lleno de posibilidades, verdadero atractivo para gente de todo el mundo.

Y encima quieren ponerse a sacar petróleo aquí al lado... Un nuevo y claro ejemplo de la política en manos del negocio. Este no es el futuro que siempre soñé, contando con el talento de todos los canarios.

Pero mi jardín florece, y empieza a revolverse la sangre con nuevas emociones. Los insectos, desperezados, vuelan, trepan, pican y procrean.
En el año 1996 yo tenía un hijo de tan sólo 4 años, que se convirtió en mi inspiración en un fragmento del texto que elaboré para saludar a la mañana de aquel día:

"Le contaba a mi pequeño hijo la llegada de la nueva estación y me da la sensación que le gustó el nombre, porque repetía primavera insistentemente. Me preguntó si podía quitarse la chaqueta y miraba al cielo para adivinar el vuelo de alguna mariposa. Me pareció que fue al colegio con una alegría inusitada, dispuesto a contarle a su profesora la buena nueva. Una alegría que consiguió contagiarme. De hecho, el vino a mí también en primavera, aunque, de momento, no lo sabe. Es como una vuelta a empezar y se renuevan las energías. Bienvenida seas..."

Vuelvo a leerlo y se forma en mi rostro una enorme sonrisa de ternura. Imagino al ahora hombre con barba entusiasmado ante las cosas simples pero esenciales de la vida. Yo también quiero tener cuatro años, abrir bien los ojos, intentar acariciar los hermosos pétalos, mirar a la persona que me quiere y aprender algo nuevo cada día...

Nuria Magrans    Marzo 2012

Comentarios

  1. ¡Qué felicidad la de la memoria que nos transporta de nuevo a esos momentos tan entrañables que parecen lejanos y sin embargo revivimos con emoción! Coincido contigo, Nuria, en las ganas de vivir a pesar de las circunstancias personales y sociales que a menudo nos ralentizan y limitan nuestro ritmo natural. Gracias por tus reflexiones y sentimientos.
    Un abrazo. Syra

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