patrimonio inmaterial

Fue un tema que abordé esta semana en la radio, cosas y costumbres que vamos perdiendo inexorablemente....

¡Cuantas cosas hemos ido dejando por el camino! La tranquilidad de las puertas abiertas, el bullicio de Puerto Naos, los ventorrillos de los Sangineles, el puchero al fuego durante horas, los buchitos de café entre vecinas y las rogativas a San Antonio para que nos encontrara cuanto antes un marido. La llegada del dinero puso rejas en las ventanas, acabó con el sector pesquero porque, total, teniamos bastante con los turistas, las fiestas populares se uniformaron gestionadas ahora por la autoridad competente relegadas a recintos sin personalidad, solo cocinamos los fines de semana en detrimento de la comida rápida e insana, ya no conoces ni quieres la cara del que vive arriba, y a la pareja a veces es mejor quitártela de encima. Forma parte de eso que llamamos patrimonio inmaterial, algo así como la particularidad de ser isleño. Las alfombras de sal, genuinas por utilizar lo único que ofrecía el entorno, sobreviven con esfuerzo. Quizás en otros sitios, con menos desidia, mantienen intacto su patrimonio, y con mucho orgullo.

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