El vaso de nocilla
No recordaba este texto. Fue mi colaboración para el número dedicado al medio ambiente. Pensé que se trataba de gestos individuales que podrían desencadenar el efecto mariposa... En mi medio, no estaba el ambiente contaminado.Cuando empezé a crecer, todavía veíamos el mar a través del balcón, antes de la invasión de cemento que llenó de altos edificios los arenales del istmo. Los coches aparcaban en la puerta porque había sitio de sobra para todos y recuerdo los parques más frondosos con animales singulares formando parte de nuestro paisaje cotidiano.Nací en la cultura del ahorro, en la contención propia de una sociedad que comenzaba a despertar tímidamente hacia el consuno que más tarde sería desaforado, pero que de momento tenía grabada a fuego las carencias que generó la guerra fraticida y la falta de aperturismo del régimen. Así que en casa, nada se desperdiciaba. Ibamos al mercado con nuestras propias bolsas, y los cartones de huevos eran de ida y vuelta.Nuestras basuras no se